El Nacional - 17/5/1998
Es interesante ver el origen común de las tres principales religiones; sobre todo ahora, que a falta de polos ideológicos, los hombres están dirimiendo sus diferencias a través de ellas. Milenios atrás, vivían varios pueblos en lo que es hoy día el Cercano Oriente. Creían en varios dioses simultáneamente. Un líder, Moisés, aglutina a su pueblo alrededor de un Dios único y poderoso, con lo que da paso a la concepción monoteísta y nace el judaísmo. Su esperanza, la llegada de un Mesías. Como en una profecía autocumplida, el hombre de Galilea se proclama Mesías; y lógicamente, no fue aceptado como tal por la clase dirigente. Su labor fue tan extraordinaria, que sus seguidores conquistan el Imperio Romano en apenas tres siglos. Nace el cristianismo. Su esperanza, la parusía; esto es, Cristo regresará. Los vecinos de los judíos, los árabes, seguían sin sentar cabeza, y en el siglo VII surge un líder, Mahoma, que introduce el monoteísmo entre sus congéneres y brota el islamismo. Como estaban diezmados, introduce la poligamia. Su esperanza, un paraíso celestial, con huríes incluidas, para quienes luchen y mueran por su religión.
Marcial Fonseca
domingo, 17 de mayo de 1998
martes, 10 de marzo de 1998
Llegada del año 1000
El Nacional - 10/3/1998
En las postrimerías del siglo XX, quizás sea interesante ver cómo fue recibido el año 1000. Como siempre, hay dos historias, la dorada y la negra; la real y la falsa. Esta última habla de locuras colectivas. De protestantes, más fanáticos que imparciales, propagando la idea de que los curas obligaban a la gente a vender sus propiedades a la Iglesia Católica. De países, como Islandia, convirtiéndose al cristianismo, al toque de la última campanada. Esta versión apareció durante el Renacimiento, inventada por los escritores de esa época, por razones tan discriminatorias como las racistas de hoy que arguyen que las pirámides fueron construidas por extraterrestres. La real, la verdadera, revela un comportamiento de lo más cotidiano. Los problemas típicos de la época. El mismo temor atávico de algunas personas ignorantes ante un hecho natural, como una eclipse, por ejemplo. En algo sí nos ganaron nuestros ancestros, no perdieron el tiempo, como nosotros, en discusiones bizantinas sobre el fin del primer milenio. Este terminaba el 31-12-1000. Estaban muy claros. ( Annus incarnationis domini millesimus exeuntes ).
Marcial Fonseca
En las postrimerías del siglo XX, quizás sea interesante ver cómo fue recibido el año 1000. Como siempre, hay dos historias, la dorada y la negra; la real y la falsa. Esta última habla de locuras colectivas. De protestantes, más fanáticos que imparciales, propagando la idea de que los curas obligaban a la gente a vender sus propiedades a la Iglesia Católica. De países, como Islandia, convirtiéndose al cristianismo, al toque de la última campanada. Esta versión apareció durante el Renacimiento, inventada por los escritores de esa época, por razones tan discriminatorias como las racistas de hoy que arguyen que las pirámides fueron construidas por extraterrestres. La real, la verdadera, revela un comportamiento de lo más cotidiano. Los problemas típicos de la época. El mismo temor atávico de algunas personas ignorantes ante un hecho natural, como una eclipse, por ejemplo. En algo sí nos ganaron nuestros ancestros, no perdieron el tiempo, como nosotros, en discusiones bizantinas sobre el fin del primer milenio. Este terminaba el 31-12-1000. Estaban muy claros. ( Annus incarnationis domini millesimus exeuntes ).
Marcial Fonseca
jueves, 29 de enero de 1998
Más menudencias que infestan a Venezuela
El Nacional - 29/1/1998
Con una Venezuela pitorreándose las instituciones que ha adoptado, el país no luce como una nación seria. Sigamos viendo ciertas menudencias. Los fiscales entorpecen el tránsito en las autopistas de la capital. Una alcaldesa bautiza una calle con el nombre de un pelotero, que ojala no meta la pata como el futbolista argentino. A veces nos autodiagnosticamos y nos damos esperanzas. Los análisis sobre el comportamiento suizo del pueblo en el Metro, arrojan que sí podemos, cuando realmente estamos asustados por andar por las entrañas de la tierra. Actuando como caballeros, en vez de como lo que somos, criticamos que un político vaya al norte para chequeos médicos; si se le ocurriese hacérselos aquí, compraríamos una copia de su historia médica; así como en el pasado, se adquirían las grabaciones telefónicas hechas por la policía política. Se tienen escenas campesinas: locutores anunciando sus certificados de tales; pasajeros aplaudiendo el aterrizaje en Maiquetía, cuando vienen del exterior. Debemos repensar a Venezuela; pero no se otea el estriberón que nos ayudará a pasar el pantano que hemos creado.
Marcial Fonseca
Con una Venezuela pitorreándose las instituciones que ha adoptado, el país no luce como una nación seria. Sigamos viendo ciertas menudencias. Los fiscales entorpecen el tránsito en las autopistas de la capital. Una alcaldesa bautiza una calle con el nombre de un pelotero, que ojala no meta la pata como el futbolista argentino. A veces nos autodiagnosticamos y nos damos esperanzas. Los análisis sobre el comportamiento suizo del pueblo en el Metro, arrojan que sí podemos, cuando realmente estamos asustados por andar por las entrañas de la tierra. Actuando como caballeros, en vez de como lo que somos, criticamos que un político vaya al norte para chequeos médicos; si se le ocurriese hacérselos aquí, compraríamos una copia de su historia médica; así como en el pasado, se adquirían las grabaciones telefónicas hechas por la policía política. Se tienen escenas campesinas: locutores anunciando sus certificados de tales; pasajeros aplaudiendo el aterrizaje en Maiquetía, cuando vienen del exterior. Debemos repensar a Venezuela; pero no se otea el estriberón que nos ayudará a pasar el pantano que hemos creado.
Marcial Fonseca
miércoles, 31 de diciembre de 1997
El solsticio de invierno y Rubén Monasterios
El Nacional - 31/12/1997
En su leída columna dominical, el pasado 21 de diciembre, Rubén Monasterios dice del solsticio de invierno, que por error se ``suponía que caía el 25 de ese mes'', en vez del 21 de diciembre. Hay una confusión, ese solsticio caía el 25 de diciembre desde la introducción del calendario juliano (siglo I antes de Cristo); pero como éste tenía un año más largo que el real, todos los eventos de referencias (solsticios y equinoccios) se fueron desplazando (un día cada 128 años). En el siglo IV, ya el solsticio de invierno estaba cayendo el 21 de diciembre, así como el equinoccio de primavera el 21 de marzo, en vez del 25. Esta fue la fecha que adoptó la Iglesia Católica como punto de cálculo para la Semana Santa. Pero como se seguía aplicando el calendario juliano, el corrimiento siguió ocurriendo y cuando llegamos al siglo XVI el equinoccio de primavera estaba sucediendo el 11 de marzo, el solsticio de invierno el 11 de diciembre. Ante lo embarazoso de la situación, la Iglesia Católica encomienda que se tomen cartas en el asunto. Gregorio XIII, en la famosa bula que decreta que del 4 de octubre pasáramos al 15 del mismo mes, lo que hizo fue llevar el equinoccio de primavera al 21 de marzo y el solsticio de invierno del 11/12 al 21/12. El resto de la reforma gregoriana hará que estas fechas de referencias se mantengan por unos 36 siglos.
Marcial Fonseca
En su leída columna dominical, el pasado 21 de diciembre, Rubén Monasterios dice del solsticio de invierno, que por error se ``suponía que caía el 25 de ese mes'', en vez del 21 de diciembre. Hay una confusión, ese solsticio caía el 25 de diciembre desde la introducción del calendario juliano (siglo I antes de Cristo); pero como éste tenía un año más largo que el real, todos los eventos de referencias (solsticios y equinoccios) se fueron desplazando (un día cada 128 años). En el siglo IV, ya el solsticio de invierno estaba cayendo el 21 de diciembre, así como el equinoccio de primavera el 21 de marzo, en vez del 25. Esta fue la fecha que adoptó la Iglesia Católica como punto de cálculo para la Semana Santa. Pero como se seguía aplicando el calendario juliano, el corrimiento siguió ocurriendo y cuando llegamos al siglo XVI el equinoccio de primavera estaba sucediendo el 11 de marzo, el solsticio de invierno el 11 de diciembre. Ante lo embarazoso de la situación, la Iglesia Católica encomienda que se tomen cartas en el asunto. Gregorio XIII, en la famosa bula que decreta que del 4 de octubre pasáramos al 15 del mismo mes, lo que hizo fue llevar el equinoccio de primavera al 21 de marzo y el solsticio de invierno del 11/12 al 21/12. El resto de la reforma gregoriana hará que estas fechas de referencias se mantengan por unos 36 siglos.
Marcial Fonseca
viernes, 5 de diciembre de 1997
El relevo de generaciones
El Nacional - 5/12/1997
Juan Antonio Pérez Urdaneta, en su carta El relevo generacional, del 29 de noviembre pasado, alaba las bondades del relevo generacional y menciona los ejemplos de las Fuerzas Armadas y Pdvsa, y luego pasa al campo político y exige que ``todos los ancianos'' entreguen el poder a los jóvenes. Me viene a la mente el caso de mi padre. De Duaca, de 73 años de edad y con la costumbre, desde hace unos 40 años, de correr todos los días entre 15 y 20 kilómetros por las pendientes de El Divoral, El Mamey y Tumaque. Gracias a esto, en las competencias locales se lleva el primer premio con sus 100 metros planos en 12 segundos. No hace mucho, un señor me pidió que hablara con mi padre para que se retirara de una competencia; de lo contrario, su hijo de 18 años no ganaría la prueba. Con la carta de Pérez Urdaneta, estoy pensando decirle que no compita más.
Marcial Fonseca
Juan Antonio Pérez Urdaneta, en su carta El relevo generacional, del 29 de noviembre pasado, alaba las bondades del relevo generacional y menciona los ejemplos de las Fuerzas Armadas y Pdvsa, y luego pasa al campo político y exige que ``todos los ancianos'' entreguen el poder a los jóvenes. Me viene a la mente el caso de mi padre. De Duaca, de 73 años de edad y con la costumbre, desde hace unos 40 años, de correr todos los días entre 15 y 20 kilómetros por las pendientes de El Divoral, El Mamey y Tumaque. Gracias a esto, en las competencias locales se lleva el primer premio con sus 100 metros planos en 12 segundos. No hace mucho, un señor me pidió que hablara con mi padre para que se retirara de una competencia; de lo contrario, su hijo de 18 años no ganaría la prueba. Con la carta de Pérez Urdaneta, estoy pensando decirle que no compita más.
Marcial Fonseca
sábado, 22 de noviembre de 1997
Comentarios a curioso calendario
El Nacional - 20/11/1997
José I. Núñez G., hurgando su Enciclopedia Universitas, y luego de consultar un almanaque perpetuo, descubrió que al jueves 4 de octubre de 1582 siguió viernes 15 de octubre del mismo año. La carta de Núñez presenta dos imprecisiones. Dice ``Ese viernes y por mera coincidencia, comenzó a regir el calendario gregoriano''. Esto no es así, ese cambio fue perfectamente estudiado. En efecto, ya la Iglesia Católica, en su Concilio de Trento (1545-1563) había autorizado al Papa Pablo III para que hiciera algo para corregir el desfase que presentaba el equinoccio de primavera con el 21 de marzo; pero no se atrevió a llevar a cabo la reforma. El Papa Gregorio XIII asumió la responsabilidad y, mediante bula papal de 24 de febrero de 1582, ordenó el cambio mencionado. ¨Por qué octubre? Porque era el mes que presentaba menos fiestas religiosas. La otra imprecisión es la de que añadió diez día a la fecha. Realmente eliminó diez días; de hecho, ese octubre tuvo 21 días y el año 1582 fue de 355 días.
Marcial Fonseca
José I. Núñez G., hurgando su Enciclopedia Universitas, y luego de consultar un almanaque perpetuo, descubrió que al jueves 4 de octubre de 1582 siguió viernes 15 de octubre del mismo año. La carta de Núñez presenta dos imprecisiones. Dice ``Ese viernes y por mera coincidencia, comenzó a regir el calendario gregoriano''. Esto no es así, ese cambio fue perfectamente estudiado. En efecto, ya la Iglesia Católica, en su Concilio de Trento (1545-1563) había autorizado al Papa Pablo III para que hiciera algo para corregir el desfase que presentaba el equinoccio de primavera con el 21 de marzo; pero no se atrevió a llevar a cabo la reforma. El Papa Gregorio XIII asumió la responsabilidad y, mediante bula papal de 24 de febrero de 1582, ordenó el cambio mencionado. ¨Por qué octubre? Porque era el mes que presentaba menos fiestas religiosas. La otra imprecisión es la de que añadió diez día a la fecha. Realmente eliminó diez días; de hecho, ese octubre tuvo 21 días y el año 1582 fue de 355 días.
Marcial Fonseca
miércoles, 1 de octubre de 1997
El reto
El Nacional - 1/10/1997
Pruebas en túneles de viento y simulaciones ergódicas en computadoras nefelibatas, han demostrado que la envergadura de las alas del abejorro, así como su peso y forma corporales, no son las más apropiadas para que pueda volar. Menos mal que el abejorro, no sabiendo leer, anda muy orondo volando por ahí.
Marcial Fonseca
Pruebas en túneles de viento y simulaciones ergódicas en computadoras nefelibatas, han demostrado que la envergadura de las alas del abejorro, así como su peso y forma corporales, no son las más apropiadas para que pueda volar. Menos mal que el abejorro, no sabiendo leer, anda muy orondo volando por ahí.
Marcial Fonseca
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