26/1/2004
Le viene a la mente el 2006? Entonces será el 16; usted es un patriota y piensa en el 2021, la respuesta es 4, y del mismo mes. Y es que el Domingo de Resurrección siempre se desplaza entre el 22 de marzo y el 25 de abril. Y déjeme decirle que si usted al leer el título pensó en otra cosa, no está viviendo la historia. Ahora pasemos al porqué de la movilidad de la Pascua Católica. Vayamos al Concilio de Nicea, 325 D.C., cuando la Iglesia decide poner orden al caos irreverente que había con la celebración de la Semana Mayor. En efecto, los feligreses preferían celebrar el Viernes Santo cercano al Pesaj de los judíos. Y para la Jerarquía de Roma, que ya estaba haciéndose poderosa, el que los seguidores del Mesías se guiaran por el calendario de los “asesinos del Señor”, era una situación más que embarazosa, por ello, en este Concilio, y con el ánimo de diferenciarse de los “que tenían las manos manchadas con la sangre de nuestro Salvador” produjeron la fórmula: la Resurrección es el domingo que sigue a la primera luna llena que ocurre después del equinoccio de primavera, que era el 21 de marzo. La fecha más tardía para este plenilunio es 18 de abril. ¿Por qué se escogió una fórmula tan alambicada? Hay razones matemáticas, por decirlo de alguna manera, y razones religiosas. Entre las primeras, está el hecho de que Jesús murió un viernes cuando los judíos se aprestaban a celebrar su Éxodo, que es inmediatamente después del 14 de nisán, mes de la primavera, y como el calendario hebreo es lunar (esto es, el primer día del mes es luna nueva, y el catorce, luna llena), cuando Jesús fue crucificado, las noches estabas bellamente iluminadas. Los lectores se preguntarán por qué no fijaron la fecha exactamente para que no fuera una fiesta movible. La causa no es trivial. Expliquemos. Para empezar, el Señor murió el día anterior del 14 de nisán del año 33 D.C., esta fecha, en el calendario juliano equivale al 4 de abril; así que Cristo murió el viernes 3-IV-33. Resucitó al tercer día, que debía ser lunes; pero como los romanos, que eran los poderosos de entonces, contaban inclusivamente, fue domingo. Así, aquel 5 de abril fue el primer Domingo de Resurrección. Fijado de esta manera, sería simplemente Día de Resurrección, que no debía ser problema. Se pudo haber escogido el domingo más cercano al día de la muerte de Jesús, que tampoco implicaría dificultades; pero ambas selecciones tienen en común que no habría siempre luna llena. Y aquí está la parte religiosa: la Iglesia Católica, que ya había logrado la representación de Dios en la tierra gracias a su habilidad de absorber y mimetizar los dioses y ritos de los pueblos primitivos con los que entraba en contacto*, eligió un domingo que estuviese acompañado de una luna llena, de esa manera reverenciaba a la diosa Luna. Al dios Sol lo idolatran el 25 de diciembre. *Véase Los mandamientos de Moisés, Ed. Funsagu, 2002, Marcial Fonseca.