Tal Cual - 12/11/2001
El maracucho Herpí Caro Ramírez descubrió que tenía facultades extrasensoriales cuando se dio cuenta de que sus sueños eran premonitorios. Si soñaba con un muerto, alguien se moría; con un hospital, alguien se enfermaba. Muchas veces ni siquiera conocía a los afectados por sus sueños, lo cual, consideraba él, lo hacía universal. Luego incursionó en la numerología, pero no ganaba en las loterías. Un día que no pudo apostar, los penúltimo y último números de la pirámide numerológica fueron el 20 y el 2, y el segundo sorteo arrojó el 720. Entonces develó el misterio: la última cifra indicaba el orden del sorteo; la anterior, el premio, y que él no jugara. También se había hecho experto en el horóscopo. Por eso, cuando la bruja de la mañana del canal felino renunció, se propuso concursar por el puesto. Movió sus contactos y lo llamaron para el casting. Los únicos participantes fueron Caro y alguien que venía de un canal de poca cobertura. La prueba consistiría en vaticinar la suerte de dos signos y analizar la numerología del día. El maracucho, que se había preparado muy bien y lo único en su contra era su sobrepeso, se paró frente al micrófono: "Libra: amigos, ustedes deben buscar un equilibrio en la vida; no pueden presentarse a la faena diaria sin ver las dos vertientes del problema; es perentorio que sepan elegir el camino apropiado entre las dos rutas que tienen al frente. Virgo: los de este signo deben prestar especial cuidado a las cosas por estrenar que se consigan por ahí. Deben sopesar si penetrar lo que no está abierto para ustedes los meterá en problemas". Ahora venía la estocada final: "Amigos, no sólo les voy a dar el número ganador, también les diré en cuál sorteo saldrá. Hoy es 26/02/2001. Empezando por la izquierda, agrupando de dos en dos y sumando, nos queda 8221, repitiendo, 103, luego 13 y finalmente 4. Esto es, en el cuarto sorteo de hoy, el 13 nos dará el premio. Eso es todo". El jefe del panel le dio las gracias y que mañana informarían de la decisión. A las 8:00 pm, Caro prendió el televisor. Cuando dieron el número ganador, buscó una botella de whisky para celebrar, no mucho porque había decidido no esperar la llamada del canal, se iría directamente a la planta de televisión. A las 9:00 am estaba en la oficina del ejecutivo. Sin saludar, le dijo: "Me gané el puesto, ¿verdad?"; "Ninguno de los dos acertó el número, en los astros estuvieron igual; pero el otro tiene mejor imagen, así que será para él"; "Pero si yo acerté el número"; "¿Cómo que acertó? Si salió 169; "Bueno, gané"; "No le entiendo"; "Fíjese, salió 169, y 13 es la raíz cuadrada de 169, o al revés, trece al cuadrado es 169"; "No sé de qué habla. Está decidido, el puesto es del otro". Así fue como Herpí Caro Ramírez no obtuvo el puesto por el mal bachillerato de un ejecutivo.
Marcial Fonseca