El Nacional - 27/8/1999
Los que se creen dueños de la verdad bíblica, hacen malabarismos intelectuales para que ciertos pasajes de la Biblia, que se caracterizan por su claridad, por lo directo, por lo llano de su lenguaje se adapten a su forma de pensar. Por el prurito de que la inspiración es divina, no reconocen que su redacción está matizada por pasiones y costumbres humanas. Por ello, asombran los escarceos mentales a los que recurren para explicar el erotismo presente en el libro "Cantar de los Cantares" (Cnt). Es este un hermoso poema a la unión entre un hombre y una mujer; pero los judíos, católicos y protestantes lo interpretan de diferentes absurdas maneras. Nunca lo ven como lo que es, dos personas de sexo opuesto disfrutando de sus cuerpos, sino que todos coinciden en describirlo como el amor entre dos entidades, que muchas veces, una de ellas, si no ambas, es una entelequia.
El libro narra, con gran lirismo y pasión, y posiblemente para ser cantado, una relación más carnal que espiritual. En efecto, dice el amado a su amada, Cnt 7.2: "Tu ombligo como una taza redonda/ Que no le falta bebida./ Tu vientre como una montaña de trigo/Cercado de lirios". Se describe la parte pudenda usando imágenes bucólicas; su sexo es una pila de trigo, quizás por el color, y el vello púbico, un sembradío de lirios. De que es amor venéreo, lo vemos cuando ella le dice, Cnt 6.3: "Yo soy de mi amado, y mi amado es mío;/ él apacienta entre los lirios". Con una ubicación tan agradable, el cuerpo de ella responde, Cnt 1.12: "Mientras el rey estaba en su reclinatorio,/ mi nardo dio su olor". Una flor es el sexo, y sus emanaciones, los efluvios de hembra por la cercanía del amado. Prueba de amor completo es que él le promete, Cnt 4.6: "Hasta que apunte el sol y huyan las sombras,/ me iré al monte de la mirra,/ y al collado del incienso". En el primer verso, le indica que estará toda la noche; en los otros dos, el sexo nos trae imágenes del campo que indican turgencia: montañas, colinas, y los olores hembrunos, son agradables esencias. Seguramente nuestro principal erotólogo diría que ésta es una bella forma de describir un cunnilingus. Ella está muy clara de su deber, de satisfacerlo también. Por ello le pide, Cnt. 8.14: "Apresúrate, amado mío,/ y sé semejante al corzo, o al cervatillo/ sobre las montañas de los aromas". El amado se comportará como corzo o cervatillo, animales estos muy briosos, sobre su oloroso montículo.
La Biblia se empequeñece si cualquiera de sus libros se ve afectado por las verdades de las religiones; y se hace más grande y universal si el cristal de los lentes no estuviera empañado con la mojigatería que hace que se vea como pecado el Cantar de los Cantares. Aunque hablando de tirar la primera piedra, el comportamiento ante el pecado es diferente, dependiendo de la creencia; así tenemos que a los protestantes, su interpretación bíblica no les impide pecar, solamente les impide disfrutar del pecado. Salvador de Madariaga dixit.
Marcial Fonseca