El Nacional - 12/9/1997
El año cero, por su relación con el inicio del s.XXI, es una de las tantas polémicas que ha generado la llegada del 2000. Su existencia está ligada a la manera cómo el monje Dionisio el Enano ( Dionysius Exiguus, latín, o Dennis the Little o Dennis the Humble, inglés), fechó las tablas para cálculo de la Semana Santa. Tenía que haber usado la costumbre de la época, s.VI, de fechar basado en el comienzo del período de Diocleciano, cruel perseguidor de los cristianos. Dionisio el Pequeño decidió tomar como referencia el primer año de la vida de Jesucristo, que ubicó en el año 754 AUC ( Anno Urbis Conditae, desde la fundación de la ciudad de Roma), y como los años del calendario no se cuentan, se bautizan: los denominó 1 AD ( Anno Domini, Año del Señor), para nosotros 1 dC (después de Cristo). Y usó un bautismo fácil y lógico: números ordinales para tener un ordenamiento natural de los años (*). No se preocupó mucho del año anterior. Dionisio el Humilde, tomó erróneamente, como fecha de nacimiento de Cristo, el 25.12.753 AUC; es decir, el año anterior al 1 dC. Hubo de transcurrir casi un milenio, para que el 753 AUC empezara a llamarse 1 aC (antes de Cristo), y que su ordenamiento fuera en sentido contrario (...; 4 aC; 3 aC; 2 aC; 1 aC; 1 dC; 2 dC;...). Esto causaría dificultades, sobre todo para operaciones aritméticas que cruzan la frontera aC/dC. Los astrónomos, por ejemplo, recurren al subterfugio de considerar a 1 aC (753 AUC) como 0; a 2 aC como -1; a 3 aC como -2, etc. Aun con la argucia 1 aC igual cero; el s. I dC va desde 1 dC hasta 100 dC; ergo, el s. XXI comprende los años 1901 al 2000. Como dijo alguien: ``digámosle adiós a tan exiguo año cero''. (*) El año que estamos viviendo se llama milésino noningentésimo nonagésimo séptimo; familiarmente 1997, y respetamos su ordinalidad, escribiéndolo sin punto.
Marcial Fonseca